Para ella:

Hace un par de años escribí esta carta para Daniela:

…Sabes he meditado cuando me piden escribir una carta pa mi sobrina Danny, he estado cavilando, recordando y degustando muchos momentos, muchas historias y sobre todo mucho sentir, hoy la veo crecer risueña y contenta, la veo aprender y confiar, nunca dude de eso. Un día de diciembre corrí para llevar a mi hermana a la Clínica cuando la niña llegó, era tal como son la guaguas: pequeña, sin rasgos definidos, casi igual que todas, pero acá existía una diferencia en relación a las demás, está guagua se criaría conmigo, compartiría toda mi vida, a ella dedicaría horas completas para hacer tareas, compartir una caminata o reír tomados de la mano, ella, esa niña, al final y por siempre sería parte del todo.

Llego al tercer día de nacer junto a la tromba que significa tener un bebe en casa, al dormir en mi cama la tapé con la camiseta del Colo para que velará por siempre su sueño, soy uno de los convencidos que la alegría y la pasión se heredan, desde ahí he tratado de construir y aportar para que se transforme en una mujer completa y feliz.

Hoy te cuento que está cerrando sus ciclos, ya no viene a casa todos los días, ni piensa en muñecas, ya no tengo que cargarla cuando se cansa, ni hacerla dormir en el pecho para tranquilizarla, casi todo lo demás sigue intacto, le digo siempre que suba la mano en la mesa o le compro lo que pide en el negocio. La he visto caer y correr, reír y bailar, la he visto amorosa y tierna, rabiosa y apasionada, un par de veces gritar y otras llorar sin pensar, nuestras redes se conectan, te cuento que muchas veces sólo me importa que pase bien en la vida, muchos hacen que su vida sea lo mejor que le pueda pasar, tendrá y tiene problemas, pero mirando el total la suma siempre es positiva.

He discutido, cantado y reído, la he retado y con los años han cambiado las formas de los amores y cariños, cada vez nos vemos menos pero eso no quiere decir que seamos lejanos, nuestros vínculos son estrechos, llenos de gestos y detalles, la complicidad nos calma, nos hace mirarnos para sonreír y comprender, al escucharla siento y veo cuanto ha crecido, me gusta saber que es pensante y dueña de sus sueños, compartimos la música, el gusto por la calle y las cosas simples, juntos siempre aprendemos.

Los colores tiñen la vida y todo su horizonte, vislumbro una vida vinculada a la risa y no al llanto, al fracaso controlado aprendiendo cada vez, hoy termina una parte de su vida de niña y comienza la otra, la de mujer, de persona conciente, el sueño debe ser permanente, eso nos mantiene vivos, la consecución de ellos no es más que el nuevo empezar, en el ciclo sin fin en el cual todos jugamos, acá ella ya tiene las herramientas en sus manos.

No olvidar nunca: “El tema no es caerse, levantarte es la victoria”

El amor mueve nuestro pequeño gran mundo, es tan simple la conexión en la sonrisa y la mirada, a ella, a ella yo la amo.