Debe ser la décima vez esta semana que entro acá, abro el editor de texto para escribir una historia y no puedo, lo cierro, rehuyo las ganas, paso a otra cosa como editar fotos, videos o solamente estar por ahí en la nube.
Llevaba la mitad de la chaqueta colgando, del otro brazo el bolso pesado, apenas moviéndome de frente a La Moneda, caminé rápido, los audífonos también me tenían molesto, más que cualquier cosa parecía un nudo caminando, la vi de lejos a unos cien metros, enfundada en un abrigo café claro largo, botas, pelo tomado, siempre de frente, no lo quite los ojos de encima, venía rauda, la vi parar un poco, caminar más lento, contornear un poco la cintura, nos miramos fijo, le dije: Hola, ella respondió caminando al igual que yo, luego paso, quedo el perfume cerca, ese hola fue la primera palabra y tal vez la última en cuatro años que no nos habíamos visto ni menos hablado… así paso… así ya fue.
Acá la historia del quiebre: