Devuélvanme los veinte días de enero que no sé donde los dejé. Esta vida que pasa rápido, mí sensación de tiempo ha variado un motón, a los doce años veinte días era una eternidad, hoy ni siquiera sé como se diluyen entre mis dedos, no los alcanzo ni a ver, si no fuera por los números que siempre lo acompañan no sabría en que día vivo…
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