Cuando el cuida el silencio aprovecha para dormir, para degustar el milagro de volar, cuando la tome, reímos un rato, nos miramos y admiramos del cuidador/dormido, tiernamente lo comprendimos y disfrutamos junto a él de su sueño, de su arrullo, de su cuidado en estar cómodo en el silencio, ese que lo envuelve junto a nosotros, nos detuvimos un momento de la mano, juntos abrimos la puerta, contentos como fue esa época, ese rato de vivir y dormir tranquilos.